Scapa: el otoño en un vaso de whisky

Un destilado forjado por los elementos

Seamos sinceros, si llegas a Orkney, probablemente no fue por casualidad. Estas islas están, literalmente, en el fin del mundo conocido (bueno, del Reino Unido al menos). Pero si te encuentras en esta tierra azotada por el viento, ¡enhorabuena! Estás a punto de descubrir uno de los whiskies más impresionantes y menos conocidos de Escocia: Scapa.

Aquí no encontrarás multitudes de turistas ni autobuses llenos de viajeros con cámaras gigantes. Orkney es para los aventureros de corazón, aquellos que buscan conocer monumentos antiguos como Skara Brae, un pueblo neolítico que permaneció oculto bajo la arena hasta que una tormenta lo reveló en 1850, o tal vez seas de los que disfrutan saltando de isla en isla (Orkney tiene 70 islas, pero solo 20 están habitadas). Con su fauna salvaje, paisajes dramáticos y una comida espectacular, la vida en Orkney es única.

Y hablando de comida… no solo el whisky es memorable aquí. En mi búsqueda de destilerías, también probé helados y quesos tan deliciosos que cada bocado era un festival para el paladar. Orkney no solo te llena de paisajes impresionantes, también te nutre con algunos de los sabores más exquisitos que puedas imaginar. Todo esto en uno de los lugares más tranquilos del mundo, donde el único sonido que rompe el silencio es el viento acariciando las olas. Y, por cierto… me topé con un gallego en pleno Orkney! Sí, el mundo es más pequeño de lo que pensamos.

Déjame acompañarte en un viaje por la isla, descubriendo las curiosidades y anécdotas que compartieron conmigo. Porque, aunque Scapa brilla por sí solo, las historias que rodean su creación son las que realmente lo hacen único.

La niña bonita de la Royal Navy

Scapa es parte integral del paisaje de Orkney y de su rica historia militar. Ubicada cerca de Scapa Flow, un fondeadero estratégico durante las dos guerras mundiales, está impregnada de los ecos de un pasado turbulento. La Royal Navy, estacionada en la zona, convirtió este whisky en su favorito, siendo una joya preciada para oficiales y marineros que buscaban un respiro tras largas jornadas en el mar. En 1919, tras la rendición de la flota alemana en la Primera Guerra Mundial, el almirante Von Reuter ordenó hundir sus barcos en Scapa Flow para evitar que cayeran en manos aliadas. Durante años, los mástiles de esos navíos emergieron sobre las olas en marea baja, un silencioso recordatorio de las cicatrices de la guerra.

El secreto mejor guardado de Scapa

Cuando llegué a Scapa, me topé con los verdaderos guardianes de la destilería, figuras inspiradoras que, con su pasión y anécdotas, transformaron por completo mi percepción no sólo del whisky, sino de los destilados en general. Conocerlos fue como adentrarme en una aventura donde el whisky es el latido de una historia viva.

Y cómo una peli de Guy Ritchie, aquí va la lista de protagonistas:

  • Brian «El Capitán»

Imagina a Brian, el Maestro Destilador, como el navegante de esta aventura. Nació en las islas y siempre soñó con trabajar junto al mar o en una destilería, combinando sus dos grandes pasiones. Hoy, lo hace realidad mientras cuida cada gota de Scapa. Con el whisky corriendo por sus venas (su padre y su abuelo también fueron destiladores, no me malinterpretéis!!), para Brian, esto no es solo un trabajo; es una tradición familiar que porta con orgullo, como un capitán que dirige su barco en los mares de la historia de Orkney.

  • Mick «El Anfitrión»

Luego está Mick, el tipo de isleño que te hace sentir como si hubieras vivido toda tu vida en Orkney. Un día, mientras revisaba la casa de los alambiques, se encontró con un intrépido turista que había logrado colarse para tomar fotos. En esos tiempos, no había centro de visitantes en Scapa, así que los fanáticos más dedicados encontraban su propio camino para entrar. Pero Mick, lejos de molestarse, se tomó un descanso y le ofreció un tour improvisado. Esa es la hospitalidad de Orkney: espontánea y auténtica, siempre lista para compartir historias con quien esté dispuesto a escucharlas.

  • Bryan «El Aviador»

Por último, pero no menos importante, está Bryan, quien aterrizó en Scapa en 2004, tras dejar la Royal Air Force. Su conexión con la historia militar de Orkney es fuerte, y su relato favorito involucra a la Royal Navy durante la Primera Guerra Mundial. Los oficiales navales estaban alojados en la destilería cuando estalló un incendio. El almirante Jellicoe, comandante de la Gran Flota, envió a sus hombres a formar una cadena humana para transportar agua, y gracias a su esfuerzo, salvaron la destilería de las llamas. Bryan cuenta esta historia como si hubiera estado allí, y al escucharla, casi puedes sentir el calor de aquel día y el olor del humo mezclado con la brisa marina.

Estos chicos me hablaron de los secretos más íntimos de este whisky, y me revelaron los detalles que realmente lo distinguen del resto de los single malts. No es solo su historia o la magia del lugar lo que lo hace especial; son las decisiones técnicas y artesanales que han marcado su trayectoria.

Si vamos al detalle, lo que verdaderamente distingue a Scapa es su innovador proceso de destilación. Mientras muchas destilerías se aferraban a los métodos tradicionales, Scapa decidió adelantarse a su tiempo. En 1959, instalaron un Lomond still, un alambique diseñado por el ingeniero químico Alistair Cunningham y el dibujante Arthur Warren para Hiram Walker. Este alambique, una rara variación del tradicional pot still, incluía placas ajustables en el cuello que permitían controlar el reflujo, lo que daba como resultado destilados más ligeros y refinados. Aunque esas placas ya no se utilizan, su influencia sigue siendo fundamental en el carácter único de Scapa.

Otro elemento distintivo es su prolongado tiempo de fermentación, que en su apogeo alcanzaba las 120 horas, otorgando al whisky un perfil afrutado y profundo. Aunque este tiempo se ha reducido en años recientes, la destilería mantiene esa complejidad que lo caracteriza, potenciada por la maduración en barricas de roble americano. El resultado es un whisky jugoso, suave y profundamente seductor, que no solo conquista por su historia, sino por su sabor inigualable.

Un refugio para los amantes del whisky

Scapa para mi es como ese amigo tranquilo pero carismático que, sin necesidad de llamar la atención, siempre deja una impresión duradera. Es el «hipster» del whisky: va a su ritmo, siempre único, y te sorprende cuando menos lo esperas.

En nariz, te recibe con un abrazo cálido de albaricoques, melocotones y un toque de turrón que te transporta a una tienda de dulces. Es imposible no sonreír. En boca, la textura mantequillosa y suave te hace sentir como si caminaras por un bosque otoñal. Especias delicadas, caramelo, y cuando crees que ya lo has descubierto todo, aparece ese toque de jengibre que te despierta con un guiño travieso.

Pero si eres de los que buscan un poco más de «rock and roll«, el Scapa 25 años es tu whisky, al igual que cualquier añada de G&M. Es como ver a tu guitarrista favorito romper el silencio con un solo legendario. Canela, miel y una pizca de sal marina te transportan a esas costas salvajes donde las olas chocan con los acantilados. En boca, es todo lujo: miel, naranjas Jaffa y roble dulce, con un final largo, especiado y, sí, sexy.

En resumen, Scapa es para aquellos que buscan algo diferente, algo que los sorprenda. No es el whisky que sigue el camino tradicional; es el que te saca de la ruta y te lleva a descubrir lugares que nunca pensaste visitar.

¿Listo para la aventura?

Scapa ya lo está, y cada sorbo es una invitación a sumarte al viaje.

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